lunes, 25 de enero de 2010

EL ORIGEN DEL CALENDARIO

Llegar a establecer un calendario fiable no resulta demasiado fácil por dos motivos:

1. Un año no es un número entero de meses lunares, por lo que la Luna, a pesar de ser tan fácil de ver, no resulta una buena opción para determinar la duración del año. Una lunación dura 29.53 días, por lo que en un año caben 12 lunaciones y unos 12 días más (11.88) de otra.
2. Tampoco los días resultan adecuados para medirlo, ya que un año dura 365.24 días.

El primer pueblo que midió con exactitud el año fue el egipcio, que se basó en la estrella Sirio para hacerlo. Los egipcios descubrieron que el año duraba 365 días y ¼, lo cual está muy cerca de su duración real.

Julio César tuvo noticia de este calendario cuando estuvo en Egipto y lo importó a Roma en el año 46 antes de Jesucristo (A.C.). Más tarde, este calendario se extendería por todo el imperio romano. Este calendario es prácticamente igual al nuestro actual: tres años duran 365 días y el cuarto 366, con lo cual se consigue que su duración media sea de 365.25 días.

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